El último asalto de María de la Torre… descansa en Paz

AEBOX/Nacho Gutiérrez/ – Hay días en los que escribir es muy difícil, y más cuando te duermes sabiendo que una persona tan admirada como María ya no está con nosotros.

Le das vueltas a la cabeza y te preguntas ¿A dónde van los boxeador@s cuando suena el gong final? ¿Por qué alguien con tanta vitalidad se debe marchar? Las respuestas son duras porque las enfermedades lo son, te quitan fuerzas como un combate que transcurre y se escapa a pesar de las ganas que le pones.
Aunque a María de la Torre le han llamado los Dioses (imagino que también los del ring que ahí están arriba) después de una dura lucha, después de demostrar que es igual de valiente dentro que fuera de un cuadrilátero. Ya ha demostrado todo, ahora toca descansar…

Se ha ido una luchadora que escondía los guantes y los tiraba por la ventana cuando jovencita para que no se los vieran en casa. Se ha ido una pionera de los deportes de contacto y el boxeo, cuando este último era “misión imposible” a finales de los noventa para las mujeres. Su cuerpo pedía vivir el boxeo, como tantas otras que lucharon, mientras derribaba barreras en los primeros años del nuevo siglo.

Sus inicios en La Rioja tras vivir la vendimia, sus ganas de tener licencia profesional, su versatilidad en los deportes de contacto y su “eterno” si a cualquier combate harán que María de la Torre sea recordada como una de las pioneras, con más agallas, del boxeo profesional en nuestro país.

Quien ha conocido a María debe recordarla tal y como ha sido siempre, jovial y espontanea, guerrera e inconformista, currante y amiga de los suyos. Y es difícil recordar a alguien con carisma con unos pocos adjetivos pero a buen seguro que sus amigos pensarán en cantidad de anécdotas cuando la recuerden.

Jose Ignacio Barruetabeña, uno de los mejores boxeadores españoles de los noventa, nos recordaba la primera vez que le vio en La Rioja: “Cuando apareció en el gimnasio me sorprendí con sus tatuajes y pelo corto pero era muy cariñosa, fue una de las mejores boxeadoras de su momento y se enfrentó a todas las mejores… era tan querida que a todo el mundo le gustaba entrenarla”.

Preguntarle por su personalidad es hablar de su carácter: “Era una luchadora nata y si hubiese tenido continuidad en un sitio hubiese sido una gran campeona… Contra Soraya hicimos un peleón, era una soñadora y guerrera, y un encanto un tanto hippie. La definiría como ciudadana del Mundo”, apunta el campeón cántabro.

Como muestra de su valentía, Josu Lopategui, que en varias ocasiones estuvo en su esquina, me cuenta: “Me llamó un día antes de un combate para ir a Galicia pero acabamos en Portugal… le dio cinco kilos de ventaja a su rival en Kick y encima le gano por paliza, así era”.
Josu para de hablar con la voz un tanto quebrada y prosigue: “Otra vez antes de un combate me pidió que le hiciera un vendaje en el tobillo, `Josu hazme un vendaje y hazme magia de esa´… le dije que no y me soltó `me lo vendas porque boxeo si o si´ y al día siguiente tenia roto el tobillo”.

Se ha ido una luchadora que no le solía tener miedo a nada… donde hubiera que trabajar lo hacía y siempre alegre. Y la recordaremos como me pide Lopategui: “Con una sonrisa… una buena guerrera y una buena persona, siempre ayudando a todos…no tenía problemas en regalar detalles y kilos a sus rivales”. Así era María de la Torre.

Se ha ido una luchadora, una pionera… descansa en paz guerrera.