Kovalev, Stevenson, Cotto, Golovkin y el fraude masivo del boxeo actual.

AEBOX/Gonzalo Campos/ — Hace algunos años, cuando leía que los organismos que rigen el boxeo nombraban aspirante oficial para llevar a cabo una pelea por la unificación, tenia una sensación de satisfacción inmensa, ya que por fin veía llegar aquella pelea que llevaba tiempo deseando ver y que dejaría un verdadero campeón. El sueño de todo aficionado.

Aun recuerdo aquel Ray Sugar Leonard vs Thomas Hearn, por la unificación de los títulos welter en aquellos maravillosos ochenta. Entonces, si los boxeadores no aceptaban al aspirante, eran inmediatamente desposeídos del título y se nombraba co-aspirante para llevar a cabo la pelea.

Hace solo unos días el Consejo mundial de boxeo abrió el proceso de libre negociación para llevar a efecto la defensa obligatoria entre los campeones Sergey Kovalev y Adonis Stevenson, y de no llegar a buen termino el acuerdo, seria el Consejo el que el próximo día 17 comenzaría el proceso de subasta para la organización del evento.

Ambos campeones tienen en su agenda compromisos inmediatos ineludibles, como la defensa voluntaria de Stevenson contra el ex campeón supermedio Sakio Bika, y Kovalev una defensa obligatoria por el cinturón IBF.

Llevar al ring esta pelea seria sin duda una verdadera fiesta para los aficionados, pero, ¿Creen ustedes que los organismos tienen fuerza actualmente para imponer las normas?

Sinceramente yo creo que no. Hace unos días, el propio Miguel Cotto declaraba al escuchar que tendría que enfrentarse a Golvkin, que de ninguna manera el Consejo le iba a decir con quien tenia que pelear. ¿Por que pelean por títulos del Consejo si después no están dispuestos a cumplir los reglamentos?      ¿Por que los organismos no sancionan a estos boxeadores por no aceptar las normas?

Se que es una utopía pero aun sigo soñando con un escenario en que los organismos protejan al verdadero protagonista de todo este entramado, que no es otro que el aficionado, y este quiere ver las peleas que interesan al publico y no a los intereses estrictamente comerciales de los deportistas.