Lo primero que Tyson Fury, el Rey Gitano, hará con su nueva fortuna

Izquierdazo/ — Cuatro días antes de pelear con Wladimir Klitschko, que tenía más de una década sin perder, Tyson Furyreclamó sentirse incómodo usando los guantes alemanes escogidos por el campeón y amenazó con no subir al ring. Ultimadamente, dijo, podemos hacer la pelea a puño limpio. Tal sugerencia proviene de una de sus herencias familiares, la de los llamados irlandeses nómadas, quienes sostienen una tradición de combatir a nudillos desnudos.

Se suele decir comúnmente que el entorno familiar de Tyson Fury sería más o menos como el de Mickey O´Neill–o alguno de sus compinches–, el personaje interpretado por Brad Pitt en la película Snatch (Guy Ritchie, 2000), un irlandés gitano que gana dinero participando en combates ilegales sin protección en las manos. Se utiliza este ejemplo para entender de manera más inmediata los orígenes del nuevo campeón mundial de los pesos pesados.

El documental Knuckle (Ian Palmer, 2011) grabado en un periodo de 12 años, muestra cómo se lidia con las disputas entre familias irlandesas, un sub-mundo donde los encuentros se acuerdan previamente entre clanes enemigos; los peleadores se preparan para una pelea callejera, sin réferis, y solamente con sus manos como armas. Varias reseñas sobre el filme resaltan “la gran tristeza” que significa crear un legado así, lleno de un odio que condena a las próximas generaciones de esas familias a seguir los pasos de sus padres y tíos.

Pero Tyson Fury dice que en su cuerpo no tiene ni una libra de odio, y a pesar de que se gana la vida peleando entre dieciséis cuerdas para que otras personas se entretengan en un sábado por la noche, nunca ha tenido un episodio violento en la calle, de acuerdo con Peter Fury, su tío y entrenador de boxeo, en un reportaje de Gareth A. Davies para la publicación británica Telegraph:

“Crecimos duro y estoy orgulloso de mi ascendencia. Yo soy la sangre de mi padre, él era un hombre viajero y yo también lo soy. En la escuela teníamos que pelear diariamente. No me gustaba, pero no lo cambiaría por nada. Eso te hace ser el hombre que eres ahora. Pero estoy orgulloso de que Tyson y mi hijo Hughie –otro peso completo de 21 años y con record de 17-0, 9 KO’s– nunca han tenido una pelea afuera del ring.”

John Fury, padre de Tyson, está convencido que desde el nacimiento de su hijo supo que era su destino convertirse en campeón del mundo. Vio algo especial en un niño que nació prematuro a los seis meses, pesando nada más una libra. De verdad suena como un milagro que aquel recién nacido cuyo pronóstico de vida se limitaba a sobrevivir los primeros tres días para después poder otorgarle medicamente más posibilidades de continuar respirando, haya marcado 247 libras en la báscula el fin de semana pasado durante el día previo a vencer a Wladimir Klitschko y se haya coronado campeón unificado de los pesados, la categoría que ha cautivado la imaginación de los aficionados al boxeo desde el siglo XIX.

A diferencia de las generaciones anteriores en su familia, Tyson Fury tuvo la oportunidad de crecer en hogar y no dentro de una casa rodante. La vida en Wilmslow, Chesire, Inglaterra, al sur de la ciudad de Manchester le dio un desarrollo que él mismo considera privilegiado, lejos de los choques entre familias de irlandeses; lo peleadores de ese estilo que rodeaban los días de Fury, eran sus propios tíos y primos.

“No estábamos alrededor de ellos. Los únicos viajeros que conocía eran los de nuestra propia familia”, revela Furyen la plática con Gareth A. Davies para el Telegraph. “Mi padre pudo proveernos con un un hogar cómodo donde vivir. La escuela a la que asistí sólo tenía 47 alumnos. Era una escuela algo elegante. Inclusive nos visitó el príncipe Charles una vez. No había prejuicios raciales ni abuso.”

Si su primer nombre nos recuerda a quien alguna vez fue apodado como El Hombre Más Malo del Planeta, es porque así debería de ser. John Fury nombró a su hijo Tyson porque el campeón más joven de los pesados en la historia “era en 1988 lo mejor que había existido”. De ser un infante al que “podrías cargar en la palma de tu mano”, según las palabras de su padre, Tyson Fury empezó a crecer a notablemente desde los seis años de edad y no paró hasta llegar los 2 metros con 7 centímetros. A los nueve empezó a interesarse seriamente por el pugilismo.

Como boxeador amateur, Tyson Fury representó en competencias tanto a Inglaterra como a Irlanda. Es primo del irlandés campeón mundial peso medio de la OMB, Andy Lee. Se casó con Paris, la novia que conoció a los 15 años y con la que ha tenido dos hijos –Prince y Venezuela– y ahora espera de un tercero.

A los 27 años, con cuatro títulos mundiales (AMB/OMB/FIB/OIB) y record invicto de 25-0, 18 KO’s, el inglés que se hace llamar Rey Gitano –como el apodo que usa en su cuenta oficial de Twitter, Gypsy King– espera tener un reinado digno de la máxima división del boxeo. Él asegura que estaría contento si tan sólo lograra ser la mitad de buen campeón como lo llegó a ser alguna vez Wladimir Klitschko.

Tyson Fury asegura que para su victoria sobre Wladimir Klitschko entrenó «al estilo gitano». En medio de la nada, explica, mientras lanza un par de escupitajos, como para no salirse del personaje y presume a detalle su estilo de vida rodeado de casas rodantes, «como verdaderos personajes de la película Snatch«, confirma.

Lo primero que piensa hacer con el dinero que ganó en su histórica victoria no es comprar un auto lujoso, sino restaurar su casa rodante Westmorland Star, modelo 1958, una unidad antigua, de segunda mano, a la que piensa invertirle 6,000 dólares para vivir en ella. En el triunfo más resonante de su existencia, Tyson Fury no busca una nueva vida, sino ensanchar las raíces con la que ya tiene. El Rey Gitano quiere vivir como tal.

Así fue el campamento de Tyson Fury, en su casa rodante

 

FullSizeRender (60)