Miguel Ángel Cotto, una leyenda viva que se despide del encordado

AEBOX/Jose Luis Abad/ — Pareciera que esta noticia nunca iba a producirse después de que mucha gente llevara años retirándolo, pero lo cierto es que el boxeador del que me dispongo a escribir este artículo, siempre ha mirado hacia adelante y hacia lo que le mostraba su corazón sin importarle lo que opinaran sus más feroces detractores.
Estamos ante un fenómeno de la técnica boxística, ante un deportista entregado, ante un boxeador que nunca ha fallado en una preparación, en un pesaje, en un combate… Estoy hablando señoras y señores, ni más ni menos, que del bravísimo púgil de Caguas Puerto Rico, Miguel Ángel Cotto.

Cottopara mí ha sido un boxeador enorme, uno de los fajadores más técnicos que ha habido en la historia del boxeo desde mi punto de vista, uno de los contragolpeadores más rápidos y letales del peso welter, y uno de los deportistas que más se ha entregado a este su deporte poniendo en alguna ocasión en riesgo su propia anatomía por su entrega y su pundonor.

Nunca huyó de ningún adversario, y nunca defraudó, ni siquiera en sus derrotas las cuales se erigieron en épicos combates donde sus adversarios veían como el boricua vendía muy caras sus derrotas.
Con un magnífico record de 41 – 5 – 0, 33 KO, el puertorriqueño encara su último combate para defender su título superwelter de la WBO ante un Sadam Ali (25 – 1 – 0, 14 KO), que intentará amargarle la despedida al de Caguas en su propio templo, el MadisonSquare Garden de New York, mañana sábado. Cotto podría haber elegido un rival mucho más asequible pero el boricua quiere despedirse ante su público a lo grande y con una victoria ante un púgil importante y mucho más joven que él.

Cotto se va en la cima, se va habiéndolo dado todo a este deporte y habiéndose forjado un legado de auténtico Hall of Fame, pero no por sus victorias o por sus combates, sino por su autenticidad y su honestidad dentro y fuera del ring. Boxeador ejemplar en cuanto a su régimen de entrenamiento, y marido y padre ejemplar en su vida cotidiana, siempre respetuoso con sus rivales fuera del ring y despiadado con ellos en liza.

Es bastante triste que el retiro de este hombre no sea noticia de gran relevancia mundial, o por lo menos yo no lo estoy percibiendo así. Solo hay que echar un vistazo y analizar su record para ver que este hombre se lleva pegando con la élite del boxeo nada más y nada menos que más de diez años. Desde el año 2004 todos sus combates menos el que hizo con Delvin Rodríguez han sido por campeonatos del mundo en distintos pesos: superligero, welter, superwelter y medio, ahí es nada.

Recuerdo mucho sus victorias y también sus derrotas, derrotas épicas como he dicho antes, como la que le infringió Antonio Margarito en un combate que Cotto estaba ganando a los puntos y en el que el tijuanense hizo trampa y fue condenado por productos anómalos en sus vendajes. Es curioso que Cotto criticó a Margarito por hacer trampas, pero siempre dijo que fue una derrota y que su deber era ganar ese combate; esa honestidad que siempre la ha llevado a gala el boricua por este mundo del boxeo. Luego felizmente se resarció castigando al tornado de Tijuana en su segundo encuentro.

Cómo nos hizo sufrir en su combate con Manny Pacquiao en el que un Cotto destrozado por la rapidez del diablo tagalo seguía y seguía hacia adelante sin dejar de acosar a un Pacquiao que miraba muchas veces incrédulo al árbitro por no parar el combate.

Sus victorias han sido siempre muy expeditivas y muy trabajadas, un hombre que no tiene una mano de KO pero que hace un trabajo de demolición impresionante con una variedad de golpeo del más alto nivel. Golpeador y contragolpeador terrible, un hombre que se maneja siempre en una media y corta distancia como pez en el agua, un hombre que siempre ha propuesto pelea, un hombre que, desde mi humilde opinión, ha sido el que más ha hecho trabajar a Mayweather para poder ganarle. En definitiva, un boxeador de verdad que puede irse orgulloso y por la puerta grande.

El combate de mañana es lo de menos, gane, pierda o haga nulo no va a poner en entredicho el regalo de carrera que el de Caguas ha entregado al mundo del boxeo, pero estoy seguro de que Cotto querrá despedirse ante su público, siempre fiel y que siempre abarrotó el Garden, con una victoria que haga la delicia de los allí presentes y de los que lo podamos ver.

Se va un boxeador de altura, un gran profesional, un deportista serio que siempre atendió a los medios, no con una sonrisa eso está claro, pero sí con muchísima educación y respeto. Deja un buen legado y muchos combates vibrantes para poder disfrutar de ellos.

¡HASTA SIEMPRE MIGUEL ÁNGEL, BUENA SUERTE!