AEBOX/Nacho Gutiérrez/ — El ucraniano Oleksandr Usyk (15V-0D) inscribió anoche su nombre en la historia contemporánea, si la hay, del boxeo al vencer a Muray Gassiev y de paso unificar en Rusia las cuatro coronas mundiales (WBC, WBA, IBF y WBO) del peso crucero.
El hito de Usyk es doble pues se alzó también con la victoria en la primera edición de las World Boxing Super Series que llevaba el título de Trofeo Muhammad Ali, siendo la esposa del genial boxeador afroamericano la que entregara el trofeo. En unos tiempos, los actuales, marcados por el maremágnum de títulos y boxeadores esquivos, un torneo de estas características ha devuelto el interés del aficionado por las categorías altas que no son el peso pesado y que han estado un tanto defenestradas en los últimos años.
La velada celebrada en el Olimpiyskiy de Moscú media a los dos auténticos “comecocos” de la categoría y que ya habían vencido entre los dos a boxeadores de la calidad de Yunier Dorticos, Marco Huck, Mairis Briedis o Krzysztof Wlodarczyk. La pegada y la decisión debía aparecer en cualquier momento pero también el respeto y la prudencia mutua.
Como muestra de lo anteriormente dicho, el boxeo del ucraniano se basó en su uso del jab y el abandono del boxeo interior. Batirse en la corta en los primeros asaltos no era el plan acertado y ahí se dio cuenta Usyk que para nada quería el intercambio. Por el contario, Gassiev iba hacia delante y basando su ataque en los flancos y el hígado pero Usyk las tomó. El cuarto asalto fue un buen episodio del ruso que después no sacó series largas y se obsesionó en una mano dura para derribar a su rival.
Fueron pasando los asaltos con alternativas pero siempre con el guion de un Gassiev más estático y con menor frecuencia de golpeo, mientras Usyk incrementaba las series y sumaba asaltos.
Al final clara victoria para el ucraniano por 120-108, 119-109 y 119-109. Se proclama campeón unificado del peso crucero y aumenta su leyenda… ¿subirá de categoría o llamará a la puerta de los mediáticos del semipesado?
