Paco Amoedo, la vida sobre un cuadrilatero

Atlantico/Javier D. Campa/ — Paco Amoedo (Vigo, 1943) se define como un «adicto al boxeo». Desde que a los 14 años se puso por primera vez unos guantes han pasado seis décadas en las que el presidente del polideportivo Saudade lo ha sido todo en el mundo del cuadrilátero vigués, desde púgil amateur hasta entrenador de campeones de Europa y organizador de combates por el título mundial. Nombres como Carlos Miguel, Pedro Ferradás, Roberto Domínguez, Lee Manuel o Iván Pozo pasaron por las manos de un Amoedo que a sus 74 años sigue en activo y con pocas ganas de jubilarse.

Y eso que su pasión por este deporte comenzó de una manera anecdótica. «Empecé a practicar boxeo porque había un tío en el barrio que me zurraba y hasta que no conseguí darle yo a él, no paré. Ahora somos íntimos amigos y a veces le recuerdo que por su culpa llevo toda la vida metido en el boxeo», explica Amoedo, que no tardó mucho en protagonizar su primer combate aficionado: «A los 15 años, en 1959, peleé por primera vez y para ello tuve que falsificar la firma de padre. Entonces la mayoría de edad era a los 21 años, así que con 15, imagínate. Te daban un documento de autorización para que lo firmase el padre o tutor. Mi padre no quería que yo boxeara, así que falsifiqué la firma y cuando se enteró me dijo que me iba a mandar a la Guardia Civil, pero tengo el orgullo de decir que la velada en la que debuté fue la única que se celebró en el estadio de Balaídos».

La carrera pugilística de Paco Amoedo, siempre en el campo amateur, duró once años en los que apenas pudo disputar dieciséis combates y sólo sufrió dos derrotas. «Entonces había muy pocas oportunidades para pelear en Vigo, pero cuando sólo llevaba nueve combates me enfrenté a Aquilino Guarido, un púgil olímpico que estuvo en los Juegos de México con la selección española. Entonces no había tantos miramientos, porque hoy en día yo no metería a un chaval mío a pelear con un olímpico a no ser que yo vea que es un fuera de serie. Pero me enfrenté a él aquí en Vigo, hicimos combate nulo y en la prensa se dijo que el árbitro, que había venido de Salamanca por exigencia de Guarido, me había perjudicado a mí».

Por entonces, el promotor del Saudade era un boxeador «más técnico que pegador. Me movía mucho y a veces los propios compañeros del gimnasio me decían que parara de una vez. A mí ese boxeo me encanta porque puedes ganar sin tener mucha pegada, consiguiendo que el pegador no pueda pillarte. Que te muevas y puntúes lo suficiente para ganarle es un lujo», indica.
Antes de colgar los guantes, Amoedo empezó ya a trabajar con otros boxeadores y finalmente, con 25 años, decidió dedicarse únicamente a entrenar. «Me metí de lleno en el boxeo y conseguí que resurgiera en Vigo», afirma el técnico, que recuerda que «he tenido 66 campeones de España, hemos disputado 32 veces el Campeonato de Europa, que ganamos cuatro veces y empatamos una, y hemos participado en cuatro campeonatos del mundo, que no ganamos ninguno».

En estos años, Paco Amoedo ha llevado a verdaderos campeones, entre los que destaca a Carlos Miguel, «trece veces campeón de España y que peleó tres veces por el Europeo», Lee Manuel, Fredy Costas, Pedro Ferradás –»disputó un Campeonato de Europa, un Mundial y fue varias veces campeón del Mundo Hispano»–, Roberto o Jorge Araújo, que «para mí es la esencia del boxeo porque era técnicamente muy bueno y dejó una estela que aprovecharon otros compañeros del gimnasio. Sin ser pegador, fue campeón de España y de la Unión Europea, disputó el Campeonato de Europa y ganó el Intercontinental. Era un boxeador que se movía como los ángeles».

El último de esta larga lista ha sido Iván Pozo, cuatro veces campeón de Europa y que llegó a pelear por el título mundial, pero Amoedo cree que la cantera aún no se ha agotado. «No voy a dar nombres para no molestar a nadie, pero ahora mismo hay tres o cuatro chavales muy buenos y hemos arrasado en los últimos campeonatos autonómicos. La cantera está ahí, pero lo que hace falta es apoyo institucional para organizar veladas de boxeo», señala un Amoedo que, a sus 74 años, todavía no piensa en jubilarse: «Tengo que dejarlo y a lo mejor la decisión es de la noche a la mañana, pero me cuesta porque llegan las cuatro de la tarde y a dónde voy. No soy de taberna ni de jugar a los naipes, soy del deporte y me gusta venir al gimnasio y salir a las diez de la noche».