Sin Final en el guión… Rocky

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ROCKY, El Sueño Americano entre las doce cuerdas.

No entiendo cómo el mundo del boxeo tiene tan mala prensa, cuando el enfrentarse a la vida sería como subirse a un ring, aunque con una importante diferencia: entre las doce cuerdas sabes de dónde proceden los golpes. Todo esto viene a cuento de esta pequeña (gran) película: Rocky, 1976.

Estamos ante la envolvente historia de un buscavidas de las calles de Filadelfia que tendrá su oportunidad en el campeonato mundial de boxeo, la película que todo amante de este deporte debería conocer pues marca los sueños que hay detrás del mundo del ring: Cómo un desconocido logra medirse con el gran campeón y sin llegarle a batir, se convierte en una estrella.

A su personaje, Rocky Balboa, lo situamos en una Filadelfia, curiosamente desierta: no hay ningún automóvil estacionado en la calle de los barrios marginales en donde vive, en su pequeño mundo. Durante el día, trabaja como ejecutor de un prestamista de poca monta, mientras que en sus ratos libres los pasa en el gimnasio de Mickey (Burgues Meredith). No tiene muchas aspiraciones en la vida, salir adelante, practicar el boxeo y lograr que una chica se enamore de él, Adrién (Talia Shire), una joven que trabaja en la tienda de mascotas de la esquina. Al comienzo, gana un dinero tras recibir un fuerte golpe en el ring y confiesa que boxea, “porque no puede cantar ni bailar”.

Esencialmente existen tres tipos de films sobre el mundo del boxeo: las que ofrecen una perspectiva sombría de lo que es la vida en el ring; las que se enfocan con un sentido comercial y las que elevan la historia de la pobreza a la riqueza. Rocky pertenecería a esta tercera categoría.

La película se aventura en la fantasía cuando el campeón mundial de los pesos pesados (Apollo Creed, Carl Weathers, en un personaje que recuerda a Muhammad Ali), decide programar una velada de boxeo, en Nochevieja, con un total desconocido con la idea de demostrar que los Estados Unidos sigue siendo la tierra de las oportunidades. El elegido será Rocky, por su apodo, el semental italiano; a Creed le gusta el contraste racial. Se trata de una historia contada cientos de veces, pero si “Rocky”, 1976, sorprende no es por ser una trama original, sino por involucrarnos a un nivel elemental. Se trata de un personaje con el que empatizamos en todo momento, y no sólo los boxeadores.

El film no centra tanto los combates de boxeo (uno al comienzo y otro, al final) sino la formación del protagonista como deportista y como persona: El esfuerzo que realiza para salir adelante en la vida y prepararse para el combate, llegando incluso a improvisar sus entrenamientos allá donde estuviese y, por último, lograr el gran premio de llevarse a la chica. Eso sí, en “Rocky” (1976) flota un ambiente de boxeo, de principio a fin, e incluso existiría una historia real con la que podría emparentarse. En 1975, se produjo un combate entre Muhammad Ali (el campeón) y Chuck Wepner (el aspirante), procedente de un pequeño club de New Jersey. A Wepner no le habían dado ninguna oportunidad, creían que le batirían a los 3 rounds, pero contra todo pronóstico fue noqueado en el round 15 e incluso logró derribar al campeón en el noveno asalto.

Como le sucedió a Wepner, “Rocky” sacó a su protagonista del anonimato. Su nombre es Sylvester Stallone y aunque en 1976 no era un completo desconocido, la película le situó en el mapa. E incluso cuando fue estrenada, algún crítico de cine (Richard Schnickel) descubrió en la historia, algunos aspectos “insuperables”. Pero se trataba de una victoria cinematográfica, duramente ganada. Sylverter Stallone había escrito un guión magnífico, pero no lograba venderlo a Hollywood y cuando, una vez lo logró, le pusieron todo tipo de impedimentos hasta que se vio obligado a ceder en la dirección (John Alvidsen, sería el encargo) pero no en la interpretación (la productora quería a James Caan).

Al final Rocky lograba una gran proeza: no sólo mantenerse en pie con el gran campeón, sino volverse a casa con el cinturón definitivo del campeonato: el Oscar a la Mejor Película. El film daría lugar a una franquicia de gran éxito en taquilla. De hecho, la serie no murió hasta 1990, cuando “Rocky V” cayó en picado desde el puente Benjamin Frankling.