Diles que fui yo… Kiko Martínez

AEBOX/Juan Álvarez/–Lo que hice. Cómo lo hice. Años de duro entrenamiento, privaciones y sufrimiento.

Viajes, veladas lejos de casa. Tarjetas ya preparadas. Dar la cara cuando todos piensan que tu camino al ring es el corredor hacia el patíbulo. Continuos rumores de retirada. Voces de quien se acercaron a mi cuando lo fui todo que se transforman en rumor cuando no tengo nada. Diles lo que tuve, lo que perdí. Lo que recuperé.

El boxeo es el camino hacia la mayor redención humana posible. Lo arrebatado a puños tomado de la misma manera. Tomar aquello que no se te ofrece. Arrancarlo de las manos que una vez te desposeyeron. Una vez allí, en el púlpito de los golpes, observar como tu rival yace a tus pies sin posibilidad de respuesta a tu despliegue pugilístico, es donde el ser humano puede llegar a alcanzar la redención completa y cerrar el círculo.

Un nombre aparece como descollante en este 2021 en el apartado boxístico. El auténtico hombre redención. Kiko “La Sensación” Martínez que el pasado 13 de noviembre se coronaba campeón del mundo del peso Pluma sancionado por la FIB. Segundo título mundial en segunda división (tras haber ganado el cetro supergallo de la FIB ocho años antes) lo que le hace colocarse sin discusión entre los mejores boxeadores españoles de todos los tiempos.

Un mundo transcurre entre sus dos cetros. Una vida entera para un mortal, pero solo ocho años entre su victoria sobre Romero y Galahad. Una historia de superación, perseverancia, seguridad y uno mismo. Arrojo y valentía para nunca retroceder.

Tras su conquista del cetro mundial supergallo frente a Romero en Atlantic City, empieza una trayectoria que solo se puede calificar como impresionante. No ha lugar observar el resultado de los combates que hace Kiko en este momento. Hay que mirar los nombres. Los momentos en los que se decidió partir la cara con todos. Frampton,
Quigg, Santa Cruz, Russell… victorias o derrotas, boxeadores hacen peleas y algunas de sus derrotas se pueden cargar con más orgullo en su pecho que victorias de las que alardeamos los simples mortales.

En el momento en el que Kiko pierde en título las nieblas del anonimato boxístico en España vuelven a posarse sobre él. Algún día habremos de hablar largo y tendido del desprecio de los medios de comunicación generalistas hacia deportistas de talla mundial como Kiko. Silenciado en la victoria, ostracismo más absoluto aún en la derrota.

Ante la derrota, Kiko optó por el camino de diferencia a los mortales de los héroes. Solo se puede dejar de perder si se vuelve a ganar. El amor por el boxeo de Martínez, su disciplina de trabajo y su estilo se unieron para golpear con más fuerza y volver a ser campeón, de la misma manera que los dedos de una mano se unen para formar una unidad de puño indivisible. Con paciencia, trabajo y humildad Kiko no desapareció de la mente de espectadores, promotores y comisiones. Él seguía trabajando sin mirar atrás, sabedor de que su trabajo no caería en saco roto.

Llega el momento de la redención. Un Kid Galahad prepotente mira desde arriba en el pesaje a un Martínez que luce increíble condición física. Mirada de hielo que siempre se ve acompañada por esa media sonrisa de persona normal, nada creía, donde nos reflejamos. Por eso queremos que gane Kiko, porque gana uno de los nuestros. Galahad cree que le mandan a un saco al que golpeará a placer antes de renovar el título. Martínez no tiene la misma opinión y sabe que no será el día en el que volverá a caer. No será el día de darle la razón a los que creen que su estrella ya pasó y que el título mundial será un bonito recuerdo más que una meta que se pueda volver a realizar con 35 años.

En el quinto asalto de la contienda acaecida en Sheffield Arena, una derecha corrosiva de Kiko aterriza de pleno sobre la cara de Galahad que cae como el castillo de naipes del aficionado nervioso. Galahad sobrevive a este asalto.

Comienza el sexto y en un segundo Kiko, empeñado en demostrarnos en que tal vez el tiempo no es lineal sino
circular, asesta el mismo golpe en el mismo sitio para derribar de nuevo a Galahad que se levantará ya sin ser campeón. Kiko Martínez vuelve a ser campeón. Uno de los nuestros vuelve a ser campeón.

A la sombra mediática. Sin representar este nuevo estilo de boxeador hablador más fuera que dentro del ring. Actuando como aspirante siendo un gran campeón. Partiéndose la cara con auténticos aniquiladores aun fuera de su división natural. Aguantar con deportividad auténticos atracos en las tarjetas en combates que había ganado.

Que nadie olvide todo lo que hizo Kiko Martínez para volver a ser campeón. Pocos pueden lucir un cinturón con tanto merecimiento como él. Decidles que fue él. Fue Kiko Martínez.

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