¡Perdió Hopkins, que viva Hopkins!

Triunfo histórico de Kovalev sobre el legendario Hopkins

Bernardo Pilati/ — Con técnica, paciencia y control de la distancia Sergey Kovalev le propinó a Bernard Hopkins la derrota más amplia de toda su carrera y le cortó el sueño de llegar como campeón al medio siglo de vida. ¿Alguien esperaba ver al ruso boxear de esa manera? Estoy seguro que no y ese fue su gran mérito: nos demostró a todos que es mucho más que un gran noqueador.

La de este sábado en Atlantic City fue la victoria de un plan de pelea, pero también como en una paradoja del destino, fue la consagración del perdedor. Si, ese atleta increíble de 49 años nos conmovió a todos con su entereza, su asimilación estado atlético y dignidad boxística. Bernard Hopkins no ganó un solo asalto y fue tumbado en el primer round. Pero no perdió. Quien termina una batalla dando batalla en el último asalto, sin amarrar y soportando de pie todo lo que soportó y luego nos dice que el boxeo necesita ese tipo de actitudes. Merece todo nuestro respeto.

Pero vamos a tratar de entender la razón de la victoria de Kovalev, para con ello comprender la derrota de Hopkins.

El guion posible del combate estaba en la mente de todos. Habria que esperar que el ruso fuera un vendaval durante los primeros asaltos, poniendo agresividad, tratando de cortar el ring y lanzando todo lo que tuviera para acabar temprano la pelea. Hopkins, sería el de siempre, marrullero, contragolpeador, moviéndose, amarrando, fastidiando al rival y aprovechando errores para sorprender por adentro.

Nada de eso ocurrió. Kovalev fue el zorro de la historia. Tal como lo habíamos indicado en las claves de la pelea, el ruso estableció pronto la distancia con el jab, golpeó temprano y de manera sistemática la zona media de su rival y jugó al vaivén para descolocar a Hopkins: castigaba con el jab y la derecha por arriba, y de inmediato retrocedía para dejar mal parado a su oponente.

Ese cambio de libreto le dio rápidamente resultados. Tan temprano como en el primer round, lo cazó a Hopkins con uno de esos derechazos y lo mando a la lona. Luego controló tranquilamente el ritmo, golpeó sobre seguro, nunca se expuso al contragolpe, se cuidó de cometer errores y cuando fallaba no dudada en amarrar con dureza para evitar los cabezazos o los clásicos ganchitos al hígado de Hopkins.

El ruso se mantuvo en su plan de pelea y en ningún momento perdió el balance mental, algo que ha sucedido a menudo con los rivales de Hopkins. Kovalev fue trabajando asalto por asalto y anuló totalmente a BHop que nunca pudo encontrar ni la distancia ni tampoco su propio estilo para encauzar el combate.

Con total dominio Kovalev alcanzó la mitad de la pelea, pero mostrando las primeras muestras de cansancio. Recibió algunos buenos golpes, pero Hopkins nunca pudo encontrar la secuencia. Aunque no lo demostraba, BHop sintió el castigo al cuerpo y siempre se mostró más dispuesto a asimilar y protegerse, que a arriesgar y buscar un golpe decisivo. Los cuarenta y nueve años le estaban pasando la cuenta. Y la segunda mitad de la pelea, ese territorio desconocido para Kovalev no fue ningún misterio, el ruso superó la prueba que muchos dudábamos que pasara: llegar entero y mandando en la pelea al último asalto.

Y ese último asalto, deberá ser considerado candidato a round del año. Sergey Kovalev lo peló como cualquiera de sus batallas anteriores: pura agresividad y violentas combinaciones buscando el KO. Hopkins se refugió en las cuerdas y resistió el vendaval, demostrando también con su resistencia que es un campeón de otro mundo.

Con la platea de pie aplaudiendo terminaron el asalto a pura emoción. Como si ante la eventualidad de que esta haya sido su última pelea, lo que nuestros ojos recuerden sea esa muestra de coraje y entrega por el espectáculo. Algo que después el propio Hopkins lo ratificó en el micrófono: quise dar lo que la gente quiere ver, en bien del boxeo. Y tuvo razón, su confesión debe conmovernos.

Porque el BHop que muchos rechazan por su estilo, que muchos hemos criticado por su estilo marrullero, no solo nos ha dado una lección de vida, también nos ha mostrado que el boxeo si puede ser más decente, el boxeo puede ser como todos queremos que sea. A dos meses de cumplir medio siglo de vida, Bernard Hopkins para buscar la mayor altura de su ya conquistada gloria eterna, eligió al más peligroso de los rivales.

Y es verdad que la demostración de Kovalev fue notable. Pero… ¿Puede ser eso más importante que la demostración de Bernard Hopkins? No, es imposible que lo sea. Paradojas del boxeo: en su mayor derrota, BHop escribe la mejor página de su historia de gloria en el boxeo. No recuerdo a un campeón que haya padecido una derrota como la de este sábado en Atlantic City, terminar con tanta dignidad y con tanto amor propio.

Y es verdad que tal vez haya sido su última pelea. El reconoció estar dividido entre el me voy o me quedo. Dijo que lo va pensar. Creo firmemente que debe retirarse. Los golpes esta vez lo lastimaron como se lastima a un púgil con el coraje de Hopkins: sin que nadie lo sepa, sin dar muestras de dolor, mordiendo los dientes y demostrando lo contrario. Pero allá de su decisión, él ya ha cumplido con broche de oro. Nos ha regalado una noche inolvidable, que los fanáticos agradecerán por mucho tiempo. Por ello, con mucho respeto por Kovalev, solo nos resta reiterar: ¡Perdió Hopkins, que viva Hopkins.

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