Padres e hijos en el pugilismo.

Izquierdazo/ — Como si el oficio del boxeo no fuera suficientemente duro, agregarle la relación padre e hijo a este negocio-muchas veces turbulento-nos puede dar como resultado algunas de las historias más conmovedoras que pueden existir en el deporte. Estas son algunas de las que han sido escritas en el boxeo moderno.

Freddie Roach Y Paul Roach

Nació en marzo de 1960 y fue el cuarto de siete hijos. Freddie antes de cumplir diez años ya tenía los guantes puestos y le pegaba al costal que estaba colgado en el patio de su casa en Dedham, Massachusetts. Bajo la influencia de su padre, Paul, los cinco niños entrenaban, guanteaban entre ellos, y de vez en cuando pelaban en competencias.

“Mi padre decía que no teníamos que pelear”, recuerda Freddie. “Pero si lo hacías la vida era más fácil, había menos reglas. Si no lo hacías las cosas se ponían duras”. Él y su padre ganaron varios torneos amateur funcionando como boxeador y entrenador, pero eso no detenía los constantes abusos que Freddie, su madre, y alguno de sus hermanos sufrían.

Los impulsos de su padre no se limitaban al trato que se le da un niño con nalgadas para enseñarle una lección. Freedie y su madre recibían los ataques de un hombre. “El asunto es que era una pelea, y una de un solo lado. Nadie se defendía porque todos le teníamos miedo”.

Al salir de preparatoria, con 18 años, Freddie se mudó a Las Vegas para pelear profesionalmente entrenado por Eddie Futch. Tenía un estilo aguerrido de dar y recibir golpes que le agradaba a la gente. Fue contendiente en los pesos ligeros y perdió combates contra Greg Haugen, Héctor Camacho y Bobby Chacón.

Después de 8 años (de 1978 a 1986) y 48 peleas, Futch le sugirió a Freddie que era momento de retirase, pero su boxeador no sentía que a los 26 años estaba listo para dejar el encordado. Y decidió seguir peleando, con su padre en la esquina. Pero con Paul Roach como su entrenador, Freddie perdió cuatro de sus últimas cinco peleas.

En la noche de su retiro, Freddie recuerda que en el vestidor después de haberse acabado la pelea, su padre le hizo un comentario que también cuestionaba sus habilidades boxísticas. “Cómo pudiste pasar de ser tan bueno, a esto”. Freddie respondió con un insulto. “Le dije que se jodiera. Y luego de esa noche ya no lo volví a ver. Murió de un ataque al corazón o algo así. Ojalá no le hubiera dicho eso, pero así me sentí ese día”.

Freddie Roach se retiró con un record de 40-13, 15 KO´s.

Julio César Chávez y Julio César Chávez Jr.

Omar Chávez es el testigo más cercano de lo que puede ser la vida de alguien cuando se le compara permanentemente con una de las leyendas del pugilismo. “Siempre está la comparación. Siempre llenar los zapatos, es algo muy difícil. Pero pienso que es un poco más difícil para mi hermano porque él lleva el mismo nombre”.

Cuando el escritor Mark Kriegel le preguntó a Julio Jr. en un documental llamado “Chávez”, cómo fue crecer siendo hijo de Julio César Chávez, “Julito” lo pone en su perspectiva: “Muy difícil. Rodeado de gente siempre. Todos en la escuela en el deporte, todos te señalan como el hijo de Chávez”.

Al Junior. se le vio niño subir varias veces al ring usando la bandita roja en la cabeza igual que su papá. Hoy es blanco de fuertes crítica por no estar a la altura de lo que muchos consideran una responsabilidad mayor por llamarse así. De de llevar otro nombre, ¿sería algo diferente la vida del Jr.?

Julio César Chávez siempre se opuso a que su hijo fuera peleador. Le dio una oportunidad para tener 10 peleas, igual que su madre lo hizo con él. Y pensando en la dureza –y la crueldad– que el boxeo conlleva, daba por hecho que su hijo renunciaría antes de llegar a 10 combates. “Si perdía una seguía estudiando y si no, seguía en el boxeo, esa fue la opción que le di”.

Creciendo en Culiacán, Sinaloa, a finales de los 80´s, Omar y Julio eran constantemente puestos a prueba cuando otros niños iban a su casa a pedirle a Chávez algo de dinero. Chávez les ponía una condición: que se calzaran los guantes y le ganaran a sus hijos. Sobre las razones que hay para convertirse en boxeador, el Junior afirma que aparte de su gusto por el deporte, él siente gratitud por el boxeo, por todo lo que le ha dado a su familia.

Chávez a falta de un techo, llegó a vivir en un ferrocarril y creció bajo los humores de un padre alcohólico. Él mismo ha asegurado que en el punto más alto de su carrera y teniendo cualquier cosa que pidiera con solo estirar la mano, nada le era suficiente. Y el vacío que cargaba lo hizo caer en el alcohol y las drogas.

Ahora rehabilitado y como dueño de un centro de atención para adictos, Chávez puede culpar a su hijo, Julio César Chávez Jr, de haberlo llevado a un lugar para limpiarse y encontrar paz en la sobriedad. El hijo de la leyenda, hace unos años le pidió a un doctor en una consulta médica que durmiera a su padre para así poder trasladarlo contra su voluntad y de una vez por todas, a una clínica donde pudiera ser tratado.

Floyd Mayweather y Floyd Mayweather Jr.

Es por demás conocida la historia entre Mayweather Jr. y su padre. Cuando Floyd Jr. era un niño fue víctima constante de maltrato. Él y su madre alegan haber vivido violencia doméstica a través de los años. “Hasta los veinte años yo le tuve miedo a mi papá”, ha asegurad Mayweather Jr. en más una ocasión.

Su padre, siendo un ex boxeador profesional de buen nivel, fue el mentor que guió la carrera amateur de Floyd Jr. Luego fue sentenciado, pasó un tiempo en la cárcel y el camino de su hijo en el boxeo profesional fue forjado junto a su tío, Roger Mayweather.

Floyd Mayweather padre ha sido una sombra en la vida de su hijo, una relación inestable que regularmente no se esconde. En ocasiones se les ha visto discutir en público y Mayweather ha sido y dejado de ser el entrenador de su hijo en distintas preparaciones para peleas importantes.

Tal vez el episodio que más haya marcado a Floyd Jr. fue el día que el hermano de su madre, harto de los abusos domésticos de Mayweather padre, encaró a este con una pistola. El relato cuenta que a Floyd Jr. lo cargaba su padre y lo utilizó intencionalmente como una razón para evitar ser atacado. “Yo sabía que no le iba a disparar al niño”, dijo Mayweather al respecto.

Hay un video corto circulando en la red donde claramente se aprecia que durante la pelea con Pacquiao, Mayweather padre le dice a su hijo en la esquina al finalizar uno de los rounds. “Qué pasa, hombre. Estás peleando como si estuvieras asustado”