Canelo vs Chavez Jr. – Crónica de una guerra que no fue

AEBOX/Jose Luis Abad/ — Decepción total. Esta es la palabra que pasó por mi mente en la campanada final del combate que el pasado 6 de mayo enfrentó a Saúl “Canelo” Álvarez contra un desdibujadísimo Julio César Chávez Jr. El T-Mobile de Las Vegas estaba abarrotado para ver la que se esperaba que fuera una de las peleas de la década, y lo que se encontraron los espectadores fue un auténtico combate unilateral, porque solo esa noche estuvo el Canelo sobre el ring. Se llegó a una de las decisiones arbitrales más incontestables en cuanto a puntuaciones se refiere, creo que todos coincidimos en las tarjetas de puntuación en cuanto a guarismos.

Una vez acabado este, podríamos llamarlo combate entre los dos iconos del boxeo mexicano en estos momentos: uno por su palmares ascendente y el otro por ser simplemente el hijo de quién es, el Canelo que se coloca con un record de 49 – 1 – 1 con 34 KO, y espera desde ya al todopoderoso Gennady Golovkin (37 – 0 – 0, 33 KO), ya que medirán testosterona el próximo 16 de septiembre en Las Vegas. Tensa la subida del kazajo al ring después de la pelea y muy subido el Canelo después de su victoria con ese “La suerte es para los mediocres, my friend…”. Para el Jr, el récord se queda en un 50 – 3 – 1 con 32 KO, y seriamente, el hijo de la leyenda de Culiacán debe sentarse de nuevo con todos y ver qué futuro le depara el boxeo, ya que debe centrarse y dejarse de experimentos si no quiere manchar más el buen nombre de su padre con tanta “espantá” mediática y deportiva.

El análisis del combate es muy fácil. No hubo combate. Combate hay cuando dos boxeadores suben al ring a ganar, a darlo todo y a morir matando. Tenemos un ejemplo muy claro en nuestro omnipresente Andoni Gago cuando salió al ring en Londres sabiendo la superioridad de su rival y no dejó de estar encima de él. Combate hay, cuando un boxeador está perdiendo, lo aguijonean en la esquina y es capaz de darle la vuelta a una pelea como hizo Corrales con Castillo en su primer combate. Combate hay, cuando dos boxeadores se miran en el ring con fiereza y con respeto al mismo tiempo. Nada de eso ocurrió el pasado sábado en Las Vegas ante la impotencia de los aficionados y del entorno de Chávez Jr, que no daban crédito a lo que estaba sucediendo. Vamos a dejar de lado el peso de las 164 libras, por favor, esa excusa no vale, si se acepta una pelea se acepta y se acabó. Cierto es que Jr no lucía bien, ni en el día del pesaje ni después de hidratarse, no apareció tan recuperado como se esperaba y eso lo pudo ver cualquiera. Pero los campeones no ponen excusas, a los buenos aficionados no nos valen y ya lo único que queremos es olvidar este combate cuanto antes porque para mí, no fue digno de este sagrado deporte. Esta opinión la hago personal y desde el respeto siempre a dos personas que se suben a un ring, pero creo que a todos nos hirvió la sangre el otro día al ver pasar los asaltos y que no sucediese absolutamente nada. No es agradable ver un combate donde un boxeador es literalmente apaleado por otro.
En el cara a cara con el señor Bayless, el árbitro de la contienda, vemos a un Canelo concentrado y fijo en su mirada a Chávez, y a un Chávez evitando la mirada del rival. Premonitorio. Ya en el primer round vemos a un Chávez excesivamente timorato, y a un Canelo que se ve que hizo sus deberes en el campamento, sacando muy certeramente el directo de izquierda que frenaría al Jr, impactando varias veces en la cara de Chávez que no tenía una expresión de confianza. Los doce asaltos son un calco en cuanto a ritmo y en cuanto a frecuencia de golpes: todos los tira el Canelo y Chávez, alguno que otro que impacta en la guardia del tapatío. Cada golpe que tira Chávez es contestado por combinaciones de tres o cuatro golpes del Canelo que estallan en su objetivo ante la impotencia de la esquina de Chávez que solo puede estar deseando que pasen los asaltos para que acabe el bochornoso espectáculo que estaba dando su púgil. Imagino las reflexiones de Nacho Beristáin, “Quién me mandaría a mi…”.

El combate se desarrolla con el Canelo golpeando duro y a placer, dominando la larga y la media distancia absolutamente, y ya, al verse tan superior, incluso se queda muchas veces en las cuerdas de manera insultante provocando a un Chávez que se quedaba a veces obnubilado y parado sin sacar manos, tragándose todo los golpes del Canelo en las cuerdas, su terreno. No sé qué podría estar pasando por la cabeza de Chávez, pero imagino que lo único que no quería el Jr es caer noqueado por el Canelo. También opino, que siendo el hijo de quién es, hubiese sido más digno caer noqueado peleando que no llegar a los puntos de la forma en la que lo hizo. Es posible que, estando en las condiciones físicas en las que seguramente estaba no quisiera ir a una guerra con Canelo, mucho más fuerte y con convicción, para no salir seriamente lastimado. Yo hasta llegué a pensar que Chávez se podría haber roto una mano o las dos.

Al Canelo no se le puede pedir más, hizo lo que tenía que hacer, hizo su pelea sin la obsesión del KO, pero la verdad es que creo que todos pensamos que si hubiese apretado un poco más, el Jr no hubiera aguantado sus embestidas mucho tiempo. Demostró un boxeo sólido y contundente, muy ordenado y con las ideas muy claras, lo que son unos ingredientes perfectos para su próxima pelea con Golovkin.

No se añadirá más a un combate que solo tuvo a un boxeador encima del ring, por lo que fuese, pero solo hubo uno y entonces no hay ni análisis ni crónica ni nada. Se puede hacer un análisis de estrategias, de frecuencias de golpeo, de dominio del centro del ring, de muchísimas cosas… pero al no haber combate y sobre todo, al no haber intención por parte de uno de los boxeadores, se acabó el análisis. Escuecen mucho las victorias por estricto demérito del contrario, y Canelo no creo que saque pecho de esta victoria, pues sabe perfectamente lo que pasó encima del encordado. La imagen de Chávez padre gritando a su hijo que tirara golpes va a quedar grabada para la historia. Las frases en su esquina desde el asalto 4, “Julio hay que ir a por él, nos está pegando…” mientras Julio tenía la mirada perdida y su ojo izquierdo empezaba a estar en malas condiciones fruto de una dura contra de derecha del Canelo y de un martilleo continuo de golpes. En la otra esquina, Canelo ni se sentaba haciendo alarde de una disciplina y preparación excelentes.

Como hemos comentado, Chávez Jr debe reunirse con su equipo y con su padre y hablar de su futuro. Su físico no está para más experimentos en pesos imposibles para él. Con 1,85 m de estatura sus peleas deben cerrarse en torno al peso supermedio para que el Jr tenga garantías de llegar físicamente bien a los combates por un lado, y por otro, para que no le queden ya más excusas que esgrimir. Y solo me quedan ganas de una cosa, y es que como en el título de este artículo aparece la palabra guerra, quiero felicitar por su treinta y dos cumpleaños a un boxeador nombrado anteriormente y que nos regala verdaderas batallas en el ring.

MUCHAS FELICIDADES ANDONI, DE PARTE DEL EQUIPO DE AEBOX.

HAY QUE MORIR MATANDO, ESA ES LA LEY…

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