Melissa McMorrow intentará recuperar cinturón mosca de la WBO de Kenia Enríquez.

AEBOX/ — La estadounidense Melissa «Mighty» McMorrow está contando los días que faltan para enfrentar a la mexicana Kenia Enríquez, yreconquistar la corona mosca (112Lbs /50.80Kgs) de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que una vez le perteneció, y que se vio obligada a entregar por no realizar una defensa en el tiempo establecido por el organismo.

Enríquez, de Tijuana, Baja California, México, obtuvo el cetro en noviembre pasado al derrotar por decisión unánime a su compatriota Ana «La Bronca» Arrazola. Hará su primera defensa ante McMorrow el 28 de febrero de 2015 en el Centro de Convenciones de Rosarito, Baja California, como parte de una velada donde la también tijuanense Jackie Nava expondrá sus cinturones súper gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (MB) y del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante la argentina Mayra «La Guapa» Gómez.

El cinturón mosca ha volado de mano en mano (o de puño en puño más bien) desde que en octubre de 2009, la armenia nacionalizada alemana Susi Kentikian fue reconocida como la primera campeona mundial mosca de la OMB. Kentikian realizó 3 defensas antes de rendirlo por decisión mayoritaria ante «Mighty» McMorrow en mayo de 2012. «Mighty» expuso exitosamente el cinturón en 2 ocasiones, antes de verse obligada a devolverlo a la OMB a inicios del 2014.

Buscando mejores peleas en el viejo continente, McMorrow firmó con un promotor de Alemania, quien le ofreció lo que parecía un excelente contrato. Sus dos primeras defensas fueron con él, pero luego ya no llegó nada más. «Me ofrecieron muchas peleas, – cuenta McMorrow – pero cuando le presentaba las opciones al promotor, siempre me contestaba que tenía planes diferentes para mí. Así me fue llevando durante un año, hasta que se pasó el tiempo obligado por la OMB para exponer mi corona, y tuve que entregarlo. Yo entonces rompí el contrato porque no estaba sirviendo mis intereses y más bien me perjudicó. Desde entonces he buscado un nuevo comienzo en mi carrera».

Ese cinturón que quedó vacante fue a caer a las manos de la argentina Yesica Yolanda Bopp, cuando en abril de 2014 derrotó por decisión unánime en 10 rounds a su coterránea Daniela «La Bonita» Bermúdez, en el Polideportivo Carlos Magalot, en Tierra del Fuego, Argentina. Sin embargo, sin haber realizado ninguna defensa tuvo que devolverlo a la OMB, al no poder competir por quedar embarazada de su primer hijo.

Nuevamente vacante, el cinturón voló hacia el norte, donde fue disputado por las mexicanas Ana Arrazola, originaria de Chiapas y la tijuanense Kenia Enríquez, quedando en poder de esta última por decisión unánime, en pelea celebrada en San Diego, California, el 21 de noviembre de 2014.

Ahora Enríquez ha aceptado el reto de McMorrow, en lo que será la primera defensa de su corona recién adquirida. Es la oportunidad que estaba esperando la estadounidense para volverse a ceñir el título que una vez ostentó con orgullo.

La pequeñita pero brava pugilista de guardia derecha «Mighty» McMorrow, de 1.52m (5’0″) de estatura, quien ya cumplió 33 años, posee un palmarés de 17 combates, con 9 victorias (KO 1), 5 derrotas (KO 0) y 3 empates. Su rival, la campeona mundial Enríquez no es mucho más alta (1.60m / 5’3″). A sus 21 años, está invicta en 13 peleas profesionales (KO 6), sin empates.

Melissa entrena seis días a la semana en el gimnasio Street BoxingGym, de Eddie Croft, en San Mateo, California. Es una pugilista muy exigente y perseverante. Es fuerte, con una buena pegada, y no da tregua en el combate. Busca la excelencia en todo lo que hace y eso la llevó a ganarse el mote de «Mighty» (Poderosa).

Fuera del deporte, es arquitecta y trabaja en Solar City, una empresa del sector de energías alternativas enfocada en la instalación de paneles solares. McMorrow está dedicada a crear un mundo mejor a través de edificios sostenibles, la energía alternativa y otras prácticas ambientalmente amigables.

La carismática Kenia Enríquez, por su parte, empezó a practicar el boxeo a los 13 años, luego de ver un viejo vídeo en que su padre, Gustavo Enríquez salía con el brazo en alto en una de las pocas peleas profesionales que tuvo. Kenia llegó a realizar 72 peleas en categoría amateur.

Es la segunda campeona mundial nacida en Tijuana, por lo que siempre es comparada con su antecesora, la legendaria Jackie Nava. Enríquez dice que «Para mí es un honor ser comparada con ella, pero cada peleador tiene que escribir su propia historia. Ella tiene la suya, y yo tengo la mía. Yo solo quiero ser una de las mejores». Y continúa: «Cuando empecé en esto, me dije a mí misma que boxearía hasta que ya no me sintiera feliz de hacerlo. Ese momento no ha llegado todavía».

Como todas las otras pugilistas, Enríquez se lamenta por las bajas bolsas que les pagan a las mujeres. Ella lucha por conseguir una paridad de sueldos entre hombres y mujeres. «Yo corro igual que un hombre, entreno igual que un hombre, pero siempre nos dicen que no somos tan buenas», deplora.

Además de pelear con sus rivales en el ring, Kenia también ha tenido que enfrentar los estereotipos en un deporte tradicionalmente para hombres. «Tenemos que combatir el concepto de que es un deporte para hombres. Nunca falta quien te diga que no eres tan buena, que no pierdas el tiempo. Desde tu propia familia, hasta tus amigos, tratan de convencerte que no boxees, te dicen que te dejarán toda golpeada, que quedarás fea por los golpes, te desaniman, pero insistes y luego el apoyo llega cuando empiezan a ver tus logros. Esta profesión ayudó a unir más a mi familia, porque mi papá es entrenador y mi hermana también boxea, así que desayunamos, almorzamos y cenamos boxeo en casa».

El tiempo dirá qué tiene deparado el destino para el cinturón mosca de la OMB, si seguirá volando con destino a Estados Unidos, o si al fin permanecerá posado en tierras mexicanas.

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