Chepo Reynoso: “Después de más de 60 peleas, Canelo tiene el rostro tan limpio que parece un artista el cabr…”

AEBOX/Vicente Campos/—Este 2021 ha sido un año importantísimo para Saúl “Canelo” Álvarez. Año en el que se ha proclamado campeón unificado en las 168 libras, que ademas le ha valido para hacer historia al ser el primer boxeador mexicano y latino en conseguirlo. Campeón en cuatro divisiones distintas también, ya empieza a considerarse un boxeador histórico en México y por supuesto a nivel mundial.

Pero no se puede nombrar el éxito de Canelo Álvarez sin asociarlo al apellido Reynoso. Sin duda, tanto Chepo como su hijo Eddy Reynoso son los verdaderos artífices del éxito del campeón tapatío, que empezó a trabajar con ellos muy jovencito y ha realizado prácticamente toda su carrera al lado de los Reynoso. En esta ocasión, es el padre, Chepo Reynoso quien cuenta su experiencia con Canelo:

“Su hermano Rigoberto ‘El Español’, el mayor de los hermanos, me lo presentó una tarde en unas peleas amateurs. Yo no conocía al español, pero él nos quería presentar a su hermanito, que él lo entrenaba. Lo encontré en unas peleas y me preguntó qué opinaba de él, era un niño de 13 años y le dije: ‘es un niño muy fuerte, tira muchos golpes, es valiente, pero no cabecea ni en los velorios’ porque no cabeceaba, era muy fuerte pero no le habían enseñado a cabecear”, comenta Chepo Reynoso.

“Entonces lo llevó al gimnasio y la sorpresa fue que el muchachito aprendía todo lo que le enseñábamos Eddy y yo. Lo agarraba Eddy y le enseñaba unas cosas, lo agarraba yo y le enseñaba otras cosas, y el muchachito lo aprendía. Para mí esa fue una gran sorpresa. No sólo era un toro fuerte sino que era un toro que pensaba, y eso para mí, en el boxeo es lo más grande; tener un boxeador que piensa”. 

“Ya sabemos que piensa pero ahora el problema era ’que hace en el ring’. Y la sorpresa fue mayúscula cuando todo lo que practicaba y lo que aprendía lo desarrollaba a la hora de boxear con los otros muchachitos”.

“Cuando cumple 15 años él ya había ido a dos olimpiadas juveniles. En la primera ganó plata porque el rival peleaba en casa y le dieron la medalla al ser local. En la segunda ya ganó la medalla de oro teniendo 15 años y ya nadie quería pelear con él”.

“Y con 15 años tuvimos que debutarlo para que no se desesperase y se retirara. Pues le debutamos y ya no paró. A fines de los 16 años ya peleaba 10 rounds».

«Fuimos a pelear a Tepic, y me llega el rival que le habían puesto. Era un chaval todo tatuado de unos 30 años y se veía correoso y fuerte. Y le dije al promotor, ‘oiga, me parece que está muy correteado’ pero ya no se podía parar la función porque además era la estelar. Y le dije al promotor, ‘bueno, vamos a hacerlo, pero si veo que la pelea está muy peligrosa, yo me subo y la paro’. Y en el primer round, Saúl lo tumba, y el otro se levanta y capea el primer round. En el segundo le vuelve a dar otro chingadazo  y le fractura la nariz y se acaba la pelea dejándolo allí tirado. Me subo al ring emocionado y llega él a mi esquina y me dice, ‘ahí está su pinche pendiente’ señalándome al rival ”.

“Desde ese entonces te juro que jamás he tenido miedo o temor de que le pase algo, porque sé de sus capacidades y de todo y así me quitó el miedo. Yo tenía miedo de que le pasara algo y a ver como se lo contaba a sus padres, y allí estaba el otro tumbado, y como digo, nunca más volví a tener miedo”

“Para mí Saúl es un muchacho que nació para boxear. Yo siempre he dicho que es un genio porque es diferente al resto, y me da mucho gusto ver que después de más de 60 peleas, tiene su rostro tan limpio que parece un artista el cabrón”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *