Él es Sandor Martín – ¿Le haréis caso ahora?

AEBOX/Juan Álvarez.

Después de la rencorosa y maligna indiferencia. El trato con el que se le llevó a Estados Unidos, donde le colgaron del cuello el cartel de víctima ante un campeón del mundo en cuatro divisiones. Risas jocosas provenientes de un mundo en el que los boxeadores españoles terminaron al desaparecer Poli, Kiko y Castillejo. Analistas para los que los
nuestros se ahogan al cruzar el Rubicón del Atlántico. Los que empuñan micrófono y pluma sin haberse calzado los guantes pero aseguraron bajo juramento que tu techo es Europa. Los que no creen que seas capaz de conquistar el mundo. Los que después de vencer a Mikey García hablan de suerte, de la decrepitud del adversario y no del sudor vertido en el gimnasio.

La revolución de los Superligeros, división apisonada bajo el acero del tartán de Josh Taylor, amenaza con ver su tranquilidad por nosotros, por uno de los nuestros. La historia de cómo Sandor Martín se ganó el respeto de todos en Fresno al vencer a Mikey García es la representación fidedigna del camino de redención del boxeo español. Auténticos campeones tratados como jornaleros, desprecio absoluto a nuestra historia y a nuestros pioneros que ganaron importantes combates y títulos, olvidados deliberadamente y enterrados en las arenas de los tiempos.

Los últimos diez segundos del Sandor vs García son el capítulo final de un libro que no comienza diez asaltos antes, sino una vida entera. Una vida dedicada al boxeo desde el momento en el que comienza a andar, de la misma manera que, por supervivencia, los animales salvajes, nada más nacer, comienzan a caminar. Aprehensión de los valores
fundamentales de la dulce ciencia en Francia donde, para lección suya y vergüenza nuestra, los niños sí pueden competir en deportes de contacto. Somos un país avanzado donde se confunde contacto con violencia. Rafa Martín, padre y entrenador de la criatura, no cesó en su empeño de enseñar el deporte y los valores que aparecen aglutinados de una manera en la que no podamos hablar de lo uno sin referirnos a otro. A él le agradecemos el boxeador que Sandor es y será.

Ocho años antes de dar una lección de boxeo a un campeón del mundo en cuatro divisiones, Sandor Martín perdió su invicto contra un desconocido Alexandre Lepelley en el Palau Vall D´Hebron. Cuatro años antes de dar una lección de boxeo a un campeón del mundo en cuatro divisiones, Sandor Martín perdía en su primer asalto a un EBU superligero contra Yigit. Sus derrotas, vistas con la perspectiva del tiempo, no fueron más que un traspié en su carrera. Quién se acuerda de ellos ahora. Quién se acuerda de nosotros.

Defensas y conquistas del EBU Superligero. Un zurdo que sabe que el boxeo empieza desde el primer contacto con el suelo, que en cada movimiento del pie para ganar terreno se están ganando asaltos, combates, títulos, respeto, credibilidad. Un continente que se le queda pequeño. Unos ojos que miran al horizonte del mar y ven
el continente americano donde otros no aciertan a ver más allá que una línea azul donde se unen el cielo y el mar.

Sandor Martín impacta su derecha sobre Mickey García

Reunión de pugilatos contra Mikey García programada para el 16 de octubre en Fresno. García viene de capa caída tras la intentona a una quinta división, la wélter, después de apabullar en Pluma, Superpluma, Ligero, Superligero. Quiere recuperar confianza tras su primera derrota agarrando a algún desconocido. Tal vez luego se vuelva a dar su intentona sobre la división welter. Escoge volver al Superligero. Quiere comodidad en el peso y en el rival. Sandor Martín, desconocido. Miran el nombre, pero no indagan sobre su historia.

En el momento en el que comienza el pleito y la inmensidad del ring se acorta hasta que los púgiles se encuentran en el centro del terciopelo, guerrilla ase resuelve siempre en los términos que establece Sandor, de la misma manera que los vencedores en la batalla entregan a los vencidos unas condiciones a las que se tienen que plegar. No hay negociación. Durante los diez asaltos, el jab de Sandor controlará la cercanía y lejanía a la que quiere que García se acerque. Sandor camina hacia atrás pero sacando manos, algo al alcance de pocos. También golpea hacia delante al
compás de sus pasos. Jab. Cambio de alturas y vuelta a la guardia. Vuelta a empezar.

Cuando llega a las cuerdas y García cree que llega el momento de descargar su potencia sobre la humanidad del español, éste ya ha desaparecido con paso lateral y golpea desde los aleros del ring. García no tiene miedo a encerrarse en las cuerdas. No hay miedo a estar dentro de una celda si tienes la llave.

Llega el décimo asalto y Sandor no piensa en cambiar un ápice del plan que previsiblemente le hará ganar. Mikey García, desesperado al verse cada vez más como un ídolo de barro inmóvil y que desaparecerá con las lluvias del monzón persigue al español. Faltan diez segundos y consigue arrinconarlo contra las cuerdas. Donde García cree que encontrará la victoria encuentra una nueva lección de boxeo. Recibe golpes y no los da. La campana no hace sino poner fin a su penitencia.

El anuncio oficial del presentador se ahoga con los gritos del justo ganador. Sandor y la delegación del KO Verdún, la delegación española, se une en saltos y gritos al cielo en una de las victorias más importantes de la historia del boxeo español.

Atrás quedan las dudas sobre Sandor y sobre si se adaptaría a Estados Unidos. Si la presión de pelear contra García sería demasiado. Ha vencido y su nombre ya está escrito de manera indeleble en los anales del boxeo español. Su prometedor 2022 comienza al acabar ese décimo asalto el 16 de noviembre de 2021. Pero si algo ha ganado Sandor es credibilidad. Resonancia. Respeto. Permanencia en la memoria colectiva. Sandor dijo que iba a ganar y nadie excepto nosotros le creyó. El cumplió su palabra ¿Le haréis caso ahora?.

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