¿Hemos creado un monstruo?

 AEBOX/Juan Álvarez/–Anoche hubo boxeo. Solo ya el día (miércoles) nos indica que se trata de un evento anormal, acostumbrados como estamos a aguardar las noches en vela del fin de semana para ver a nuestros ídolos en acción.

Día raro y forma de retransmisión raro. Tras el PPV y las plataformas en streaming ahora aparecen las veladas retransmitidas por las redes sociales, en este caso Twich. La modernidad nos empuja inexorablemente.

 Combate estelar y coestelar jalonados de nombres que no evocan nada al aficionado purista de las 16 cuerdas. No hay cinturón vacante. Nadie se juega el invicto. No hay prospectos que llegan ni una leyenda que quiere su última gran bolsa, su última gran guerra en el ring antes de abandonar el boxeo. Púgiles noveles copan el cartel.

Peleas aburridas todas ellas desde el punto de vista táctico. Mala selección de golpes. Defensa deficiente por parte de todos los implicados en la velada. Si no fuera por que llevarán casco, solo la mala puntería del rival les salvaría de acabar varios días en el hospital.

Todas las tardes hay sesiones de sparring en cualquier gimnasio mejores que la velada que aconteció anoche. Sin embargo, mientras estás sesiones de sparring se dan en la intimidad anónima del gimnasio, esta velada fue «el evento del año». Aparecerá hoy en diarios deportivos generalistas, especializados, genera artículos como éste. Patrocinadores y marcas de equipamiento se lanzaron sanas antes en una carrera frenética por patrocinarla. Retransmisión impecable por un medio novedoso. Luces, cámaras y sonidos que dan forma a un vodevil atractivo desde el punto de vista estético.

Todo por culpa de los protagonistas. Los peleadores eran Youtubers.

 Mientras esta velada se daba, el aficionado purista, en un alarde de bruxismo militante, aprieta la mandíbula y los puños de rabia. Eso no es boxeo. Esa gente no está preparada. No saben tirar un jab ¿Esa gente se merece estelarizar una velada? Ninguno de los peleadores se ha matado para dar el peso. Se están cargando el boxeo.

 Nuestro deporte es celoso al cambio y a lo novedoso como pocos. Peleadores y aficionados hacen referencia continua al pasado. Respeto casi litúrgico a las leyendas, sus mejores combates deben ser vistos cada cierto tiempo. Como en un auto de fe inquisidor, debemos demostrar en voz alta que amamos el boxeo mexicano de antes, que nadie será nunca mejor que Sugar Ray, que nos sigue emocionando ver cómo Chávez tumba a Meldrick Taylor…

Mientras que esto pasa, estos youtubers no han visto esas peleas. No les hace falta. Les da relativamente igual ¿Qué Durán ganó a quién? ¿»Macho» Camacho? Un nombre gracioso pero no me suena. No saben quién es Pedro Carrasco. Escuchar «Gatti VS Ward» no les eriza cada pelo de cada centímetro cuadrado de la piel. Nunca las verán.

Estos youtubers sin transfondo amateur, sin preparación, sin fundamentos técnicos, sin ningún bagaje boxístico, han conseguido montar la velada más seguida en España desde hace tiempo. Muchos jóvenes que nunca habían visto un combate y que sólo conocían de nuestro deporte por highlights en las redes se agolpaban frente al ordenador para verlas. Tal vez la resaca boxística de anoche les haga acercarse hoy a un gimnasio a inscribirse.

Y mientras todo esto pasaba, buena parte del mundo del boxeo pataleaba. Y buena parte del mundo del boxeo que  pataleaba a imagen de Boabdil el chico debe saber de que ellos son los culpables de que esto sucediera.

 El boxeo como industria se encuentra en estado de degeneración. No descubrimos la pólvora con esta afirmación. Más allá de la «simpleza» del deporte, todo lo que lo rodea se está volviendo tosco, atasca, no fluye, resulta confuso. Más de cinco cinturones, diecisiete categorías (¡Diecisiete categorías!), Cinturones que tienen más de tres campeones, representantes, promotoras, televisoras… En medio de este marasmo de mercaderes del golpe buscando su tajada, quién menos pinta es el que se planta en medio del ring a darse el palo.

Ninguno de ellos escatimará en hacer prevalecer sus intereses. Si un organismo quiere que un boxeador mediático sea su abanderado, le hace un cinturón a su imagen y semejanza. Una cadena de televisión favorece al más mediático. Si no me gusta el representante de mi rival no hay pelea. Si vas a Inglaterra a pelear contra un prospecto, más te vale pegarle un tiro; a lo mejor así empatas.

La industria del boxeo lo ha vuelto todo tan enrevesado, tan enfurruñado, que el hastío se ha apoderado de mucha gente; mientras que seguimos escogidos con el robo a un peleador en las islas británicas o esperamos unificación de títulos que se prolongan durante años, unos youtubers dicen que se van a pegar un día y ya está. Sin complicaciones. Cumplen lo que prometen. Espectáculo no en lo pugilístico pero si en lo visual, en lo ciertamente más puro e inocente.

 Personalmente, la irrupción de este tipo de veladas puede ayudar a enganchar a nuevos aficionados. Tal vez su incursión en el boxeo acabara anoche. Es pronto para saberlo. Se puede entender en cierto modo y en un sentido muy purista que chicos y chicas que corren horas y horas, que sudan y sangran en el gimnasio, que pasan hambre para satisfacer a la báscula, sientan una suerte de desconfianza e incredulidad a este fenómeno.

La realidad es que a nivel comercial al boxeo le cuesta ser un deporte de masas hegemónico. Al menos como estaba construido desde antes. Anoche cambió algo y no fue la industria del boxeo quien lo cambió.

Si queremos que «nuestro» boxeo también sea tan seguido, comentado y aplaudido, más nos vale aceptar nuestros errores, ser más humildes, y ser conscientes de que nosotros hemos provocado está situación.

Mientras el boxeo generalista siga proporcionando seis campeones por división y escándalos arbitrales cada cinco días, las veladas de youtubers con chavales que solo quieren pasar un rato de diversión sincera aumentarán. Por nuestra culpa. Hemos creado un monstruo.

Un comentario de “¿Hemos creado un monstruo?

  1. Manu dice:

    Gran artículo, buena reflexión. Un deporte del pueblo con ppv desorbitadas, sin apenas apoyo mediático en España. Cinturones intenacional, mediterraneo, latino… boxeadores q se caen sucesivamente de peleas, subastas y resubastas… hay q amarlo mucho para el sacrificio titanico que supone. Veo positivo q estos chicos le den visibilidad, o boxeadores como Ryan Garcia q hacen q trascienda de lo deportivos, aun asi, no deja de ser triste q sean estos chavales los que hagan la velada mas mediatica del año en muestro pais.

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