Kerman Lejárraga vs Dylan Charrat – La última bala del «Revolver»

AEBOX/Juan Álvarez/ — El próximo Sábado, el Palau Olímpic Vall d’Hebron, será el escenario de una de las veladas mas importantes del año en nuestro país. La promotora Matchroom Boxing vuelve con dos campeonatos de Europa a Barcelona, con el vasco Kerman Lejárraga como protagonista.

Serán solo dos hombres. Uno frente a otro. La diagonal entre esquinas se antojará kilométrica como siempre que dos hombres buscar rubricar un final brillante para ellos y quebrar las ilusiones del contrario.

El tiempo en el que todo queda atrás y los hombres vuelven a tener la responsabilidad de ser hombres. El tiempo en el que los hombres se quieren convertir en héroes y los héroes en leyendas.

Kerman Lejarraga se la juega el sábado. No hay paliativos ni medias tintas. El púgil más mediático y rutilante del último lustro español se encuentra en disposición de conseguir un segundo cinto EBU en su segunda división (se juega el superwelter después de ya haber ganado y defendido el welter) pero el aficionado español sabe que se juega (nos jugamos) algo más.

La carrera de Kerman siempre ha sido tenaz, quemando etapas rápido, dejando sal tras el sendero que marcaban sus victorias por KO. Pronto el nacional welter se quedaba corto para un hombre que parecía subir al púlpito del ring con guantes macerados en cloroformo.

Forma física perfecta, pegada de dimensiones bíblicas. El europeo pronto cayó, victorias en los Estados Unidos y subidas en los ránkings de los grandes organismos. Kerman no llamaba a las puertas del cielo sino que las aporreaba. Sin pedir permiso. Sin dar explicaciones. Siempre por asalto, nunca por consenso.

En estos días de vino y rosas algo se torció. Avanesyan le gana (nos gana) una vez. Puede pasar. Mente fría y enfocados en la reconquista. KO con dos caídas en el combate de redención. El peso del welter, que antes era un camino de rosas ahora nos inmoviliza, paraliza e incomoda como si tuviésemos las piernas inmersas hasta las rodillas en el más pegajosos de los fangos.

Nueva etapa en el superwelter en la que no hay problemas con el peso y solo hay que limitarse a avanzar en el boxeo. Se vence pero hay dudas. Continúan las victorias y ahora llega la oportunidad de la coronación continental.

La esquina de Kerman , el lugar con más intimidad y soledad de este orbe, también sufre remodelaciones. Del sempiterno Txutxi pasamos a Ibon Larrinaga. Neófito en las esquinas pero que ya cuenta con el europeo femenino de Nany Suárez. De Ibon, alabado por muchos en su faceta profesional, humana y técnica como conocedor del noble arte, deberá bailar en ese peligroso filo de navaja que es ser amigo de tu pupilo. Debe quererle menos y quererle mejor. Pocos como Ibon conocen los límites de Kerman. Él es en este momento el hombre que debe exprimirle y ayudarle a alcanzarlos. Como la dinamita, la combinación puede acabar con nosotros o con ellos.

A Kerman el sábado se lo pedimos todo. O tal vez le pidamos la sencillez de que sea él. Queremos seguir viendo a ese boxeador de paso hacia delante decidido, feroz y determinado. Queremos ver su defensa, que nos rememora a los antiguos griegos en posición de guardia tras sus hoplones de bronce. Golpes rectos que en el cuerpo del rival se asemejan a una descarga eléctrica.

Pero queremos más. Más pasos laterales. Movimientos de cintura. Gracilidad. Más esquivas. Más cerebro. Más Kerman.

El combate del sábado, que estelariza la función del 11 de septiembre organizada por Machtroom en Barcelona puede ser el nuevo punto de inflexión en la carrera de Kerman. El entorchado superwelter nos haría seguir soñado con el abordaje a los cinturones que se reparten en el otro lado del continente. La derrota dejaría a Kerman en una situación muy complicada y llevaría a tomar decisiones profesionales muy delicadas.

Sólo el tiempo lo dirá. Pero ya suenan los tambores. El tiempo se acerca.

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