Repetición o redención: Usyk vs Joshua II por los títulos AMB, OMB, FIB, IBO y The Ring de los pesos pesados

AEBOX/Juan Álvarez/–Repetición o redención. La continuación del mismo estado de la materia, recientemente adquirido, que aún desprende un nuevo olor como el césped recién cortado. La restauración del antiguo orden, la certidumbre y la verosimilitud de que los objetos y los hombres vuelvan al lugar donde estuvieron.

El próximo 20 de agosto y petrodólares mediante, en el Jeddah Superdome de Arabia Saudita Oleksandr Usyk y Anthony Joshua disputarán su revancha con los títulos AMB,OMB, FIB, IBO y The Ring de los pesos pesados en una de las peleas más anticipadas y esperadas del año. Una vez más, y como ya sucediera antaño con combates en Zaire o Manila, sátrapas modernos en un intento de limpiar sus vergüenzas nos ofrecen uno de los pleitos boxísticos más anticipados y esperados del año. 

Ser un país. Encarnarlo. No representarlo. Ser tu albacea, testamentario o portavoz. Convertirse en el depositario último de los anhelos, esperanzas y sueños de una nación rasgada por la guadaña de la conflagración bélica. Oleksandr Usyk, primero atleta olímpico, luego campeón del mundo indiscutido de los pesos crucero y ahora unificado de los pesos completos se enfrenta este sábado a una misión que va más allá de lo estrictamente deportivo. Usky no tiene que ganar; tiene que demostrarle al mundo y a la Historia que los deseos de un pueblo pueden comprimirse lo suficiente como para inocularse en guantes de doce onzas y ayudar a perpetrar la aniquilación de la humanidad que se enfrente a su Golem.

La carrera boxística de Usyk ha sido larga y pausada. Completa en cada uno de sus escalones. Escuela de boxeo post-soviética y todavía alimentada por las prácticas antiguas del país de la hoz y el martillo. Desde su pueblo de la región de Oblast hasta la medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 en la categoría de los pesos pesados, cada paso sobre su carrera ha sido tan milimétricamente calculado como sus desplazamientos encima del tapiz. 

Tras un bagaje de 335-15 en el amateurismo y multitud de metales en su estante, Usyk daba paso al profesionalismo en la categoría de los cruceros. Uno a uno, como si sus rivales fuesen un bloque de trampantojos y solo una puerta real, Usyk fue abriéndose paso en esta división hasta arrollarla como solo antes Evander Holyfield había hecho. Hasta llegar a la unificación en dicha categoría tuvo que derrotar a auténticos fueras de serie como Mairis Briedris, Tony Bellew o Murat Gassiev. Cada uno de los cinturones conseguidos por el ucraniano tenía tras de él un refrendo innegable.

Se acaban los retos del pez grande en el estanque pequeño y Oleksandr sube de peso. La categoría definitiva. El lugar donde el campeón es más conocido que el presidente  de su país natal. Tras una toma de contacto cálida contra Whiterspoon y una dura prueba contra el “perro de presa” del Top10 Derek Chisora, Usyk se ganaba una oportunidad contra el campeón, Joshua.

En el estado del Tottenham, en la trinchera enemiga, y de clara y rotunda manera en 12cepisorios de singular batalla, el ucraniano arrebato a Joshua sus títulos de campeón del mundo de los pesados y, sobre todo, dio la sensación de ser infinitamente mejor que su oponente. El 20 de agosto tendremos ocasión de ver si el primer soldado de Ucrania, Oleksandr, es capaz de repetir su gesta.

Decía en el XIX un barbudo nacido en Tréveris que la Historia se repite siempre dos veces; la primera como tragedia y la segunda como farsa. En el caso de Anthony Joshua la segunda parte de su carrera, la más agridulce sin duda, orbita en las dos revanchas que ha tenido por la recuperación de los títulos de los pesados. En el primer caso, su revancha contra Ruiz, la tragedia fuez para el mexicoamericano, que despertaba de su sueño de Cenicienta en el momento en el que el árbitro mandaba a caba uno a su esquina para comenar el segundo duelo. En el segundo caso, la revancha que está por venir tras perder con Usyk, una derrota contra el ucraniano por parte del oriundo de Watford haría que algunos de sus más acérrimos detractores consideraran que su carrera ha sido cencumbrada por lo mediático y que, a la hora de la verdad, no ha dado la talla.

Pocos ámbitos más duros para crecer que Inglaterra en los 90. Más si eres de clase obrera. Más si eres descendiente de nigerianos. El bueno de Anthony se crio los siete primeros años de su juventud en su Nigeria natal para recalar más tarde en las islas donde su físico portentoso le hizo desde muy pequeño destacar en cualquier ámbito deportivo que se presentase frente a él. El boxeo fue una elección consciente dentro de un abanico amplio de deportes para los que se encontraba genéticamente preparado.

Medallas, campeonatos y condecoraciones se suceden en la carrera de nuestro protagonista hasta acabar su balance aficionado con un récord de 40-3 y una medalla olímpica. Excelentes mimbres tanto de palmarés como de rendimiento para afrontar un salto al profesionalismo en el que destacó de la misma manera que destacaba en los deportes escolares. Nombre a nombre Joshua y su hercúleo cuerpo tallado en madera de ébano se fueron haciendo un hueco en la división hasta que en 2016 vence a Charles Martin y se proclama campeón del mundo de la FIB. A partir de ahí días de vino y rosas hasta que el dulzor se convierte en sabor a ceniza una aciaga noche de junio en 2019 cuando de manera sorpresiva pierde por KO contra un desconocido Andy Ruiz en el MSG de Nueva York. Con esta, su primera derrota, se veía despojado de los títulos que había ido atesorando ante rivales de tremendo calibre como Parker o Klitschko.

Poco le duraría la alegría al descendiente azteca que, olvidando aquella frase de Weber en la que nos dice que el poder no se ostenta sino que se detenta, se confió al pensar que los campeones ganan por inercia simplemente por ser campeones. La revancha saudita de Ruiz y Joshua, con el segundo totalmente enfocado y el primero aún mentalmente cubierto de confeti hizo que Joshua ganara de manera clara esta primera revancha.

Se habló de un posible choque inglés entre él y Fury por la totalidad ecuménica de los títulos de los pesados pero antes de eso Usyk se cruzó en el camino de Joshua. El resto es historia. En su pies y su mente queda encontrar el camino de la redención de sus pecados. 

¿Cuáles son las claves de este segundo choque de gran tonelaje entre Usyk y Joshua?

El ucraniano en el primer combate hizo lo que tenía que hacer. Siguiendo los consejos de su entrenador, Anatoly Lomachenko, Oleksandr desde su posición de zurdo y siempre con un juego de pies  que avasalló a su rival lanzó combinaciones de golpes empezando desde el jab a distintas alturas. Un volumen considerable de golpes que hizo que Joshua no se acoplara al pleito en ningún momento y una guardia cambiada que permitía que su rival no encontrara hueco. La clave de la victoria de Usyk debe ser la repetición de lo que funciona y su capacidad de adaptación con tácticas como el cambio de guardia, donde se maneja con decencia, y la optativa por entrar en la distancia de Joshua e intercambiar en la corta.

Joshua, por su parte, debe hacer lo mismo pero a la inversa. Nada funcionó. Confiarse no funcionó. El Joshua tranquilo solía ganar los combates desde su poderosa distancia, donde el alcance de su jab le da puntos y le salva de riesgos innecesarios y solo cuando ve que el físico o el cardio de su rival empiezan a decaer, se abalanza sobre él con combinaciones de gancho y upper (como hizo con Klitschko). En este nuevo combate debe ir hacia delante, manejar la inferioridad en la posición de pies con respecto a Usyk y lanzar muchos más golpes de poder y no solo un jab que salga por decreto y de manera casi involuntaria, sino con golpes con intención de hacer daño. Para eso ha contratado a Robert García. Debe salir a la suerte o a la muerte.

Una nueva batalla se avista cada vez más cerca en las orillas del mar rojo. La supremacía de los pesos pesados en un horizonte que  no se aleja sino que se acerca cada vez más. El faro iluminado por los cinturones llevará a Usyk o a Joshua al sendero de la gloria. Dos opciones y solo un sendero posible. La repetición o la redención. 

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