AEBOX/Luis Rodríguez / @luissrodriiguez/–Nayoa Inoue demostró, una vez más, que es el número uno libra por libra actualmente. Una brillante actuación ante Stephen Fulton lo corona como campeón en cuatro divisiones diferentes, y rompe nuevas barreras en un techo, el suyo, que parece inexistente por más que el aficionado más exquisito y exigente del mundo del pugilismo pretenda adjudicarle en ademán de contrarrestar sus méritos. Da la sensación de que su mote, “El Mostruo”, presenta cada vez más y más credenciales para estar presente hasta en el carnet de identidad del pugilista, debido a la frialdad y demolición con la que acaba con sus rivales.
Un samurái Naoya cuya misión todos estos años ha sido la de asolar las categorías en las que ha competido: minimosca, mosca, gallo y supergallo. Y es que con tan solo 25 peleas como profesional cuenta con una lista de víctimas que asusta: Fulton, Nonito Donaire (por partida doble) o Emmanuel Rodríguez son tres de las personalidades más destacadas con las que el nipón ha acabado, arrasando las divisiones como el francotirador encima del campanario.
Japón hace historia una vez más en nombre de “El Monstruo”, quien pasa a codearse con nombres en la historia del boxeo como Floyd Mayweather, Sugar Ray Leonard o Roberto Durán, pugilistas que pueden contar a sus hijos y nietos que han sido campeones en cuatro categorías de peso distintas. Tan solo Mayweather ha podido retirarse como invicto dentro de esta distinción y, si todo sigue su cauce, Inoue es el favorito a acompañarlo en el solitario escalafón.
Un estilo que no envejece en el tiempo
El momento en el que Naoya Inoue sube al cuadrilátero es, para muchos, como un viaje en el tiempo. De los que a lo largo de la historia el ser humano ha luchado por conseguir, gastando inútil esfuerzo y dinero en él. Una sensación la que el japonés transmite de poder haber competido en todas las épocas del noble arte. Un boxeo limpio, con un control de los espacios y un timing ideal, unidos a una velocidad aplastante y una capacidad de desaparecer del rango de golpeo del rival excelente, hacen de Naoya un boxeador atemporal, con los que jugar a las utópicas y eternas comparaciones y posibles combates entre épocas que en cada debate de boxeo salen a la palestra.
La viralidad, la fama y el presumir de los grandes lujos puede no ser el fuerte de Naoya Inoue, pero el japonés sabe destacar como el que más por su boxeo, por el dominio que implanta en el cuadrilátero y por la flexibilidad y capacidad de adaptación en cada reto de su carrera. El dato demoledor puede verse en su récord: desde 2014, solo dos peleas han llegado a las cartulinas de los jueces con Naoya Inoue encima del ring. Cifras que convierten al japonés, a sus 30 años y en el peak de su carrera, el boxeador más peligroso al que enfrentar hoy en día.
Un monólogo boxístico lejos de ver su fin
La hegemonía Inoue conforma hoy un reinado aplastante que devora gigantes. Dentro del panorama boxístico, no hay todavía algún candidato serio a poner fin a una racha demoledora, que sufren los pugilistas, pero que el aficionado al noble arte goza como pocas veces en la historia. Eso es lo que hoy forma Naoya Inoue, un dominio abrumador e imponente destinado a hacer historia en los libros de boxeo alrededor del globo.